Gastas más en la funda del móvil que en libros

Una historia urbana graciosa sobre cómo gastamos más en una funda de móvil de Burberry que en libros. Con humor, ironía y un enfoque cautivador, esta crónica de la vida real engancha la razón y ofrece una conexión psicológica muy literaria.

¿Fundas caras y libros olvidados?

El drama de la funda de Burberry. Vale, lo voy a soltar sin anestesia: vivimos en un mundo donde la gente gasta más en fundas de móvil que en libros. Y lo peor no es eso. Lo peor es que encima lo cuentan como si acabasen de adoptar a un koala.

“¡Mira qué monada de funda! ¡Es Burberry! ¡Costó 70 pavos pero merece la pena!”.

¿Perdón? ¿70 euros por un trozo de plástico que lo más profundo que ha leído fue un tuit de Shakira? Y luego les das un libro de 12,95 y te miran como si les estuvieses ofreciendo una piedra lunar.

La cosa empezó el martes pasado, en el metro, cuando vi a un chaval de unos veintipico con una funda de móvil que daba más vibes de desfile que de cercanías. Y ahí lo vi claro: tenía que escribir esta crónica.

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Estaba yo ahí, entre la señora del moño asesino y un adolescente que escuchaba reguetón sin auriculares (nivel de tortura: medieval), cuando vi al susodicho. Tenía en la mano un iPhone que llevaba más moda encima que yo en mi boda.

Y no, no exagero. Aquella funda era Burberry auténtica. Lo sé porque lo ponía tres veces. Una por si lo ves de frente, otra por si lo miras de lado, y otra por si te resucita del susto al ver el precio.

El caso es que me armé de valor (y de ironía) y le pregunté:
—Oye, ¿te gusta leer?
Me miró como si le hubiera pedido que tradujera el Quijote al arameo.
—Nah, yo eso no. Me aburro.

Y ahí se me cayó el alma al suelo. No por lo de no leer. Sino porque pensé: “Hermano, te has dejado 70 euros en una funda que no te da ni una historia”.

¿Y si los libros fueran como fundas?

Imagina un mundo donde los libros vinieran con pegatinas de diseñador. Un “1984” con carátula de Gucci. O “Cien años de soledad” edición limitada con Swarovski. Quizá así se agotarían más que los iPhones cada vez que Apple respira.

Porque claro, una funda es estética, protege, decora… pero un libro transforma, te atrapa, engancha la razón, crea una conexión psicológica con personajes que no saben ni que existes y aun así te entienden mejor que tu cuñado.

Pero eh, que entiendo el punto: vivimos en una era visual. Todo entra por los ojos. Y los libros… pues claro, no tienen filtros. No puedes ponerles orejitas de gato. Pero tienen otra cosa: historia. Y no de las que duran 24 horas en Instagram.

Enganche de ideas: ¿Dónde está la lógica?

Y ahora viene lo jugoso: la contradicción humana. Gastamos más en la carcasa de lo que nos comunica que en aquello que podría hacernos comunicar mejor. Irónico, ¿no?

Es como comprarte una maleta Louis Vuitton… para llevar dentro calzoncillos rotos y un sandwich del día anterior.

¿Y si en vez de una funda de 70 euros, te pillaras tres buenos libros?
Piénsalo: uno para reírte (como este blog), otro para llorar (como tu cuenta después de la funda) y otro para vivir mil vidas desde el sofá.

Y no lo digo solo porque venda libros. Lo digo porque la vida es más llevadera con buenas historias. Y sin ampollas en la tarjeta.

Lista de síntomas de “fundafilia aguda”:

  1. Te sabes más marcas de fundas que autores de novela.
  2. Tienes una funda para cada outfit, pero ni un marcapáginas.
  3. Subes fotos de tu móvil en la cama, pero nunca de tu estantería.
  4. Llamas “vintage” a un libro que no tiene adaptaciones en Netflix.
  5. Lees más specs de tu móvil que sinopsis de un libro.

Si tienes tres o más, te recomendamos un tratamiento intensivo de literatura y sarcasmo. Y este blog, por supuesto.

¿Fundas caras o libros baratos?

Mira, no te voy a decir que dejes de usar fundas. No soy un monstruo. Que luego se te cae el móvil y es peor el remedio que la ironía. Pero sí te voy a proponer un pacto.

Por cada funda que compres, regálate un libro.
Hazlo por ti, por tu cerebro, por las historias urbanas graciosas que te estás perdiendo. Porque, entre tú y yo, una buena historia vale más que mil fundas. Y encima no se raya.

Cierre con clase (y con literatura)

Y si te has reído, aunque sea un poco, imagina lo que te puede pasar con un buen libro entre manos. No todos llevan logo, pero muchos te dejan huella.

Por cierto, si no sabes por dónde empezar, aquí te dejo una selección de libros de literatura y ficción que no tienen nada que envidiarle a Burberry. Salvo el precio, claro. Y sí, también hay historias con más giros que una serie turca.

 

¿Tienes una funda cara y una estantería vacía?
Demuéstrale al mundo que tu gusto va más allá de lo estético. Comparte esta historia, déjanos un comentario con tu libro favorito o hazle un favor a tu cerebro y llévate un buen libro a casa hoy. Tu móvil ya está protegido, ahora protégelo a él de la ignorancia.


¡A UNA CARCAJADA DE DISTANCIA DE LA SIGUIENTE HISTORIA!

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