Un pasajero, tres realidades y un kit de locura

Un pasajero misterioso, un kit de supervivencia y una historia cómica que te hará reír… y prepararte para lo inesperado.

El extraño pasajero que me hizo dudar de la realidad

Sí, lo sé. A veces me pasan cosas que hacen que dude si tengo una cámara oculta o simplemente estoy atrayendo personajes de otra dimensión. Pero lo de este viaje en bus… es otra liga.

Todo empezó una mañana como cualquier otra: legañas, café recalentado, y ese intento desesperado de llegar al trabajo sin parecer un superviviente del apocalipsis. Pero ay, amigo, lo que no sabía yo es que aquel autobús no era un simple transporte público… era una puerta interdimensional con ruedas.

El encuentro del tercer tipo (con mochila)

Subí al bus con mis auriculares puestos y la esperanza de que nadie me hablase. Un sueño modesto, razonable, alcanzable… hasta que él se sentó a mi lado. Un tipo con barba de druida jubilado, mirada perdida y una mochila más grande que mi autoestima.

—¿Te molesta si saco esto? —me dijo, sin mirarme.

Pensé que iba a sacar un libro, una botella de agua, un tupper con albóndigas frías, lo típico. Pero no. Sacó una brújula, una linterna, una cuerda y una navaja suiza. En mitad del trayecto entre Parla y Atocha.

—¿Vas de excursión? —pregunté, sin poder evitarlo.
—No, vengo del futuro —me respondió muy serio—. Y tú también vienes conmigo.

El momento de la duda existencial

A ver, yo estaba bastante seguro de que venía del salón de mi casa. Pero claro, cuando uno se encuentra con alguien que lleva un kit de supervivencia como si fuera lo más normal del mundo, empieza a preguntarse si ha desayunado LSD en vez de leche.

El señor —a quien llamaré Gandalf del Metro Sur— empezó a contarme su historia. Que si el mundo tal y como lo conocemos está a punto de cambiar, que si los supermercados se volverán arenas de batalla y que lo más valioso no será el oro, sino una linterna con dinamo y pastillas potabilizadoras.

Yo asentía. ¿Por educación? ¿Por miedo? ¿Por curiosidad? Todo a la vez. Y mientras tanto, sacaba cosas de su mochila como si estuviésemos en un episodio de “El Precio Justo post-apocalíptico”.

Y además

El misterio en las montañas

¿Y si el loco soy yo?

Durante 20 minutos, me explicó cómo sobrevivir a una catástrofe, cómo abrir una lata sin abrelatas, y cómo usar el espejo de señales para pedir ayuda (o para espantar palomas, que también sirve).

Yo no podía parar de escuchar. Entre que hablaba con una seguridad que ni un TED Talk y que cada objeto que sacaba parecía sacado de un capítulo de «Cazadores de mitos», empecé a dudar de mi propia normalidad.

Hasta que, justo cuando estaba por preguntarle si él también veía a los duendes del fondo del autobús, se bajó. Así, sin más. Sin despedirse. Solo dijo:

—Recuerda lo que te he dicho… y ve preparado.

El heredero del kit

El bus arrancó y me dejó allí, en shock. Miré a mi alrededor. Nadie parecía haberlo visto. Incluso el conductor me miró raro cuando le pregunté si había subido un señor con brújula.

Llegué al trabajo, aún medio convencido de que había sido un sueño. Pero esa noche, al volver a casa, no lo dudé: me compré un kit de supervivencia.

Porque, mira, yo no sé si era un loco, un viajero del tiempo o el comercial más persuasivo del siglo XXI… pero ahora llevo en mi mochila más herramientas que Batman.

Y oye, desde que tengo mi mini linterna LED, mi cuchillo multiusos y ese silbato que suena a apocalipsis zombie, camino más erguido. Por si acaso.

¿Y tú? ¿Estás listo para encontrarte con tu propio «pasajero extraño»?

Nunca sabes cuándo la vida te va a lanzar a un viaje sin mapa. Tal vez no sea el fin del mundo, pero sí el inicio de un día raro. Y para eso, nada mejor que ir preparado con un kit de supervivencia que no solo te salva la vida… también te da conversación para años.

Aquí te dejo uno de los kits que me recomendaron (y que, sinceramente, no ocupa tanto como crees y da un gustito tenerlo cerca):

Lo que aprendí de un viaje surrealista

Nunca subestimes a un extraño con brújula, ni la posibilidad de que la realidad esté más desquiciada que tú. Al final, las mejores narraciones de la vida diaria cómicas surgen donde menos lo esperas: en un asiento de autobús y con un loco adorable a tu lado.

¿Te ha pasado algo parecido? ¿Tienes tu propio “pasajero extraño”? Cuéntamelo en los comentarios y comparte esta historia con quien necesite un poco de humor y una linterna multiusos.

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